julio 29, 2009

Una tarde de rock

Mirta y Clara iban caminando abrigadas como para una excursión al polo, la ola de frío no las iba a sorprender. Llevaban bufanda, gorro de lana y guantes en las manos. Las dos señoras iban tomadas del brazo, de esta manera evitaban el frío, alguna posible caída y no tenían que hablar muy fuerte para escucharse, a esa edad la audición decae y ellas no estaban exentas.
Como siempre iban charlando de cosas triviales, del precio de las verduras, de quienes habían comido con Mirtha Legrand y del viejo nuevo programa de Susana, cuando ambas divisaron unos metros adelante a un jóven.
Iba vestido de negro, con un sobretodo abierto que dejaba leer una remera de rock que rezaba "Vudu Sangriento", desabrigado por la época invernal que acontecía y con una guitarra sobre su espalda. Iba hablando por celular, sus cabellos desprolijos cubrían parte de su rostro y caían sobre sus hombros. Las mujeres se apretaron para ir más cerca una de la otra.
"Asi están todo el día, dale que dale con el telefonito ese" -le dijo Clara a su amiga.
"y si. No les importa nada, mirá lo desabrigado que camina" -respondió la otra.
"pobre madre" -exclamó la primera. "pensar que uno se desloma por los hijos y asi le pagan".
"encima con la guitarrita esa, si al menos tocara el piano, como el nieto de Carmencita" -comentó Mirta.
"qué buen muchacho ese, lo que la ayuda a ella y a toda la familia" -agregó Clara.
"es un pan de Dios, un santo" -exclamó Mirta con los ojos al cielo.
Al pasar por al lado del muchacho, las septuagenarias escuchan parte de la conversación que este tiene con su interlocutor.
"y la abuela como anda?" -pregunta el jóven.
Las señoras se miran con asombro, el muchacho las ha sorprendido, las ha hecho callar.
"te diste cuenta Clara, somos malvadas! no podemos pensar asi del pobre muchacho" -acotó Mirta en señal de reproche
"somos prejuiciosas a tal punto mirá. El Señor obra de esta manera para que aprendamos" -dijo en tono religioso Clara.
Mirta asintió con la cabeza y prontamente retomaron la charla sobre la vestimenta de Susana Gimenez.
Lo que estas señoras no sabían es que en el preciso momento en que estaban hablando, Matías "La Abuela" Comba, bajista de "Vudu Sangriento", estaba golpeando a una señora mayor para robarle su monedero con 20 pesos. Esta señora se encontraba camino a un té canasta. En el té canasta Carmencita Comba, abuela de Matías, repartía las cartas del evento en beneficio del hogarcito del Padre Antonio. Minutos después Mirta y Clara ingresaban al lugar.

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