Viajes

La vida es un viaje. Desde que nacemos hasta que nos morimos, pasando por todas las etapas de la vida, las podemos llamar paradas intermedias quizas.
El mundo es enorme, las culturas muy diferentes, los pueblos antiguos y uno conoce poco y nada. Como en todo ámbito de la vida, uno mientras más conoce, más aprende, más sabe. Y viajando por diferentes lugares uno puede aprender muchas cosas diferentes, muchas formas de pensar, muchas formas de actuar.
Tuve, tengo y espero seguir teniendo la suerte de viajar. De chico mis padres me inculcaron eso y lo fui aprendiendo. Mi abuelo Luis (viajero incansable si los hay, primero por trabajo y luego por placer) me dijo una vez "a mi me dijeron que yo podría tener diez departamentos si no hubiese viajado tanto. Tendría mucha plata ahora, pero yo prefiero haber viajado y conocer todo lo que conocí". Sabias palabras que quiero seguir y tener como guía.
En un viaje se aprende mucho; se aprende a respetar las culturas, las tradiciones, los lugares sagrados, se aprende a comer otra cosa, a beber otros sabores, a dormir diferente, a tener otros horarios. Pero lo más importante que se aprende, es a valorar tu lugar, tus cosas, tu forma de ser.
Mis experiencias de viaje comprenden otras culturas, otras formas de vida y otros pensamientos.
Viajé al primer mundo y al tercer, viajé al capitalismo puro y al comunismo de Fidel, estuve en playas paradisíacas y en aglomeraciones gigantes, viajé con mis hermanos, con amigos y con mi novia, dormí en cabañas de paja y en un hotel 5 estrellas, viajé en avión y en bote, me robaron e hice excursiones malas a precios altos, anduve en un modernísimo tren aéreo y en un viejo y destartalado taxi modelo 80, subí a las Torres Gemelas y también a un cerro donde se aprecia por donde pasó el tsunami en Tailandia, estuve en la Casa Blanca y en el Museo de la Revolución Cubana, vi un atardecer en la Torre Eiffel y muchos en el Monumento a la Bandera, nadé en aguas transparentes del Caribe y abajo de un salto en las Cataratas del Iguazú, vi delfines en el Pacífico y toninas en el Estrecho de Magallanes, estuve en la Capilla Sixtina y en un boliche de Las Vegas, viví un anochecer a las 17.00 y otro a las 24.00, agradecí a Dios en la Basílica San Pedro del Vaticano, a Alá en la Mezquita Azul de Estambul y a Buda en el Wat Phra Kaew de Bangkok.
Charlé con mucha gente de diferentes lugares del mundo y pude compartir experiencias diversas con mucha gente diferente a mi.
Hice muchas cosas, pero son muchas más las que me faltan hacer. Hice muchos viajes, pero son más los que me faltan hacer.
Como dice María "viajar es una escuela de vida, creo que debería ser obligatorio y ver hasta donde somos capaces de llegar, aprendemos constantemente, aprendemos a reaccionar ante improvistos y nos ayuda a conocernos mejor al estar en un entorno que no estamos acostumbrados."


Aquí abajo les muestro los viajes que me faltan, están en una lista que, con María y Humberto, denominamos 'viajes por la vida y el mundo', y estamos en camino a cumplir la lista!
1- Dubai, Tailandia
2- Noroeste argentino y mesopotamia
3- Sudáfrica
4- Oceanía (Australia, Nueva Zelanda y Tahiti)
5- Centroamérica y Caribe
6- Sudamérica (Machu Pichu, Amazonas y norte de Brasil)
7- New York - Miami en auto
8- Islas Malvinas y Antártida argentina
9- Paises Nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia) y Rusia